martes, 12 de diciembre de 2023

Los pensamientos alegres del Señor Tootles

No hay puente de la Inmaculada sin cumple y no hay cumple sin visita familiar. Este puente de diciembre como cada año desde que me mudé a Barcelona, vinieron mis padres y mi hermana para celebrar el doble cumpleaños de Carla y mío. En mi familia la agenda cultural se vive de dos formas muy diferentes. Por un lado la cultura como tal. Museos, exposiciones, conciertos y otros espectáculos. Y por otro lado, de igual importancia e intensidad, está la cultura de bar. Restaurantes, tascas, coctelerías, bares y otros locales del buen comer y beber. Ambas caras de la cultura nos fascinan a partes iguales y las vivimos con la misma pasión. Prueba de ello es que esta vez visitamos el Palau de la música, el carpaccio de lubina del Somma, el monasterio de Montserrat y los chipirones de la barceloneta.

Dejando a un lado el patrimonio cultural, los 37 por fin se acaban y creo que nunca he tenido tantas ganas de soplar una tarta. Con los ojos cerrados, sobre el pie derecho, apretando los puños y con una idea rebotando en mi cabeza como una pelota de ping-pong. 

Hay cicatrices que son imborrables. Marcas que permanecen para recordarnos que un día fueron heridas y que hubo que curarlas. Unas con rosa mosqueta, otras simplemente con tiempo. Este año en el que la alerta ha sido mi estado natural, esperando lo mejor pero preparándome para lo peor, al mirar las velas con el número 38 me agarré fuerte de la mano de Carla y aspiré profundo antes de soplar. Como si esa bocanada de aire condujera toda la angustia hasta el estómago para después devolverlo al mundo en forma de pensamientos alegres, como las canicas del Señor Tootles en Peter Pan. 

Ahora son 38, me digo. Y 30 para Carla. Quizás sea el momento de sentirnos un poco más ligeros. De volver a soñar despiertos. De reír a carcajadas sin pensar que algo malo viene detrás. De poder asomarnos al futuro sin sensación de vértigo. De empezar a caminar por el lado salvaje de la vida poniendo las preocupaciones en modo avión. Quizás estos 38 empiezan con un soplido que poco a poco va convirtiéndose en silbido y termina con un "Hey babe, take a walk on the wild side... Doo do doo do doo do do".

¡Feliz martes!