martes, 17 de junio de 2025

Building memories

"Building memories". Tomo prestado este claim con el que mi prima Pilar brindaba este sábado por su 40 cumpleaños en una cala al sur de Ibiza y que casi termino tatuándome en la discoteca La Cova Santa. Memorias de un fin de semana que fue lo más parecido a un anuncio de Estrella de los de antes, donde la gente se emborrachaba, bailaba hasta las tantas y se quitaba la ropa en la orilla del mar. 

El pasado 14 de Junio mi querida prima decidió darle la vuelta al jamón y celebrar sus 40 tacos como el Gran Gatsby. Contrató un catamarán en Formentera, reservó una mesa para 20 en un restaurante de Ses Boques y nos metió en un reservado para bailar hasta que el cuerpo aguantase. Y ya lo creo que se aguantó. Se rió mucho, se bebió demasiado y se brindó todo el rato. Porque si de algo sabemos es de brindar. Por lo que fue, por lo que es y por lo que será. Abrir una botella en mi familia es motivo de celebración. Abrir la segunda es sinónimo de descontrol. Y este sábado había muchas pero que muchas ganas de descontrol. 

Desde Italia, Madrid, Zaragoza y Barcelona. Durante 3 días fuimos llegando en escala hasta encontrarnos el sábado a las tres de la tarde en Ses Boques. A algunos amigos de mi prima no los conocía, a otros no los veía desde hace más de 10 años y con otros que tenemos en común como Guille, no coincidía desde mi boda en 2022. Sólo hicieron falta 15 minutos para ponernos todos al día. El resto del tiempo fluyó entre brindis, anécdotas, bailes y abrazos. Mojar los pies en el agua y los labios en sangría hasta las 8 de la tarde. Comer pescado fresco a la brasa, saborear un arroz caldoso y probar las hierbas ibicencas una y otra vez. Bebernos la tarde en una sobremesa mientras el sol va apagándose en el horizonte al ritmo de palmas y carcajadas. Quitarte las alpargatas acartonadas, ponerte las gafas de sol sobre la cabeza, desabrocharte tres botones de la camisa y sentir que ya empieza el verano. Que a partir de ahora es siempre viernes hasta septiembre. Que por unas horas estás en una isla rodeado de amigos y familia dejando que el tiempo vaya escurriéndose entre copa y copa. Haciendo que todo parezca sencillo sin tener que fingir nada, porque si algo tiene el mar y el verano es ese filtro para naturalizarlo todo. No es el Hudson, ni el Tokio ni el Lo-Fi. Es un brillo especial que no se aprecia en las fotos ni en los vídeos, sólo en los recuerdos. 

Felicidades prima, te quiero.