jueves, 29 de mayo de 2025

El oficio de ser simpático

 Era septiembre de 2023. Ellos estaban muy nerviosos porque era su primer día en el ciclo de Grado Superior. Yo estaba como un flan porque era mi primer día como profesor titular a jornada completa. Intenté que no se me notara y para ello me agarré a lo que siempre me ha funcionado, el viejo truco; el sentido del humor. Entre susurros y con el power point cargándose en la pantalla, decidí romper el hielo con una broma que aún a día de hoy sigue siendo motivo de cachondeo por los pasillos. 

Desde entonces me he ido ganando cada día su confianza hasta hoy, que celebran la fiesta de graduación y yo dejo de ser su profesor para convertirme en un contacto profesional o quién sabe, quizás en el recuerdo de un docente que lo hizo lo mejor que supo durante dos años. Sea como sea, hoy termina su paso por nuestras aulas para comenzar un nuevo camino laboral o académico, y la mejor forma que he encontrado de agradecerles su esfuerzo y dedicación en estos años, ha sido dedicándoles el siguiente discurso:

"Con vuestro permiso he dividido el discurso en 3 bloques.

El primero de todos hace referencia al pasado, a ese mes de septiembre de 2023 en el que empezasteis vuestra formación profesional en el Clot. Muchos estabais dubitativos, otros desubicados y algunos un poco asustados. No pasa nada. Tener miedo es lo más natural y auténtico del ser humano. Es una emoción que nos mantiene despiertos y alerta ante la incertidumbre. Pero el miedo conforme se avanza en el tiempo, debe de transformarse en seguridad. Y esa es, aunque muchos no os hayáis dado cuenta, parte de nuestra labor como docentes. Dotaros de la seguridad necesaria para afrontar el mundo profesional el día de mañana. Para ello se sufre y se atraviesan momentos duros. Nadie regala nada o como dicen en mi tierra: nadie da duros a cuatro pesetas

En septiembre de 2023 las ramas todavía no os permitían ver el bosque, pero confiasteis en nosotros, en todos los profesores, para que fuésemos vuestros guías y llegar a día de hoy con las capacidades necesarias que os permiten incorporaos al mundo laboral no sólo como buenos profesionales sino también como grandes personas.

Y precisamente de eso trata mi segundo punto. Del presente, el día de hoy. El momento en el que termináis vuestra etapa en una institución como Jesuitas El Clot, que vosotros mismos habéis elegido, luchado y superado para llegar hasta aquí. Un camino que no ha sido fácil, que ha estado lleno de dificultades, retos, en ocasiones frustraciones y desencuentros, pero siempre esperanzados y motivados hasta el final. Hablo en nombre de todos los profesores si digo que sois un grupo excelente. Que estáis perfectamente preparados para salir ahí afuera y haceos un hueco en un entorno cada vez más competitivo. En definitiva y lo de lo que más orgullosos nos sentimos, es de que nuestro propósito se ha cumplido: vuestros miedos y dudas del pasado son ahora confianza y seguridad para afrontar el día de mañana.

Y de mañana y el futuro trata el último punto. Nuestro trabajo ya está hecho y ahora no podemos hacer otra cosa que aconsejaos como profesionales y personas. Sed curiosos, no dejéis nunca de aprender cosas nuevas que mejorarán vuestras habilidades. El mundo está en constante cambio y de vuestra capacidad de adaptación dependerá vuestro futuro. Creed en vosotros mismos porque si no lo hacéis, nadie más va a hacerlo. Habrá muchos momentos complicados, creedme, en muchas ocasiones perderéis el rumbo, pero recordad siempre quiénes sois y de dónde venís. Sed buena gente. A nadie le gusta trabajar ni compartir su tiempo con malas personas. Os lo he repetido durante dos años y lo haré siempre. El trabajo cambia, el dinero viene y va, pero las buenas personas siempre permanecen imborrables en el tiempo. 

Mi último consejo y para mí es el principal motivo que me trajo hasta aquí como docente y del que me siento más orgulloso: compartid vuestro conocimiento. No sirve de nada aprender si no lo compartimos para hacer de este mundo algo mejor. Gracias por vuestro tesón, esfuerzo y dedicación. Llegaréis tan lejos como queráis. No os olvidéis nunca de que esta ha sido, es y será siempre vuestra casa. Sed valientes, el futuro os pertenece."

jueves, 1 de mayo de 2025

Lo que Monri me debe

Nunca lo había pensado hasta que este sábado se lo escuché decir a un mexicano en la boda de Pablo "Se lo debes cabrón, estar aquí ahora mismo es por su culpa". Esto fue lo que le dijo un invitado a Monri, cuando después de unos cuantos vinos y copas le contamos por qué estábamos allí los dos, Borja y yo, en una finca de las afueras de Madrid celebrando la boda de nuestro querido amigo de Erasmus Pablo, con más de 200 invitados donde no conocíamos absolutamente a nadie salvo al novio. 

Todo empezó en 2006, en la facultad de Ciencias Económicas de Zaragoza, cuando a las 6 de la mañana estábamos Monri y yo haciendo fila en la puerta de secretaría para poder elegir uno de los pocos destinos Erasmus que quedaron libres después del reparto de plazas del día anterior. Parecíamos los jugadores del draft de la NBA que ningún equipo quiere. Y es que la selección del destino iba por orden de expediente académico, por lo que aquellos que teníamos peores notas nos quedábamos a la cola de la lista. El expediente de Monri y el mío era similar. Casi todo aprobados, algún notable y creo que entre los dos no sumábamos 3 sobresalientes en 4 años de carrera. Esto nos situaba en el peor escenario al final de una jornada frenética para muchos; todos los destinos agotados salvo 3: Tralee (Irlanda), Groningen (Holanda) y Lieja (Bélgica). Nadie los había elegido. Hubo gente que incluso prefirió renunciar ese año a su plaza de Erasmus antes que elegir alguno de esos 3 destinos. Groningen tenía fama de ser muy exigente académicamente y corrías el riesgo de volver a España con la mitad del curso suspendido. Lieja era un territorio tremendamente aburrido y con pocas posibilidades de aprender bien un idioma. Este descarte nos dejaba como única opción Tralee, una ciudad irlandesa con apenas 30.000 habitantes de la que no teníamos ninguna referencia. Convencer a Monri de que ése sería nuestro mejor año como universitarios me costó unas cuantas cañas y una tarde de llamadas telefónicas para intentar conectar con los estudiantes que estuvieron el año anterior a nosotros. De madrugada, como en las grandes rondas de negociación, Monri y yo tomábamos la decisión de plantarnos a las 6 de la mañana del día siguiente en la puerta de la facultad para ser los primeros en elegir los últimos puestos. Aunque sólo quedaran 8 plazas y 3 destinos, poder elegir los primeros por una vez en nuestra vida nos hizo tan felices que tuvimos que ir a la cafetería a celebrarlo con unas cañas. Era oficial, ya habíamos firmado. Al curso siguiente estaríamos en la capital del condado de Kerry. 

Contra todo pronóstico mejoramos nuestro nivel de inglés, viajamos por media Europa, aprobamos todo el curso y construimos un núcleo duro de amigos que a día de hoy aún se mantiene. Durante un año compartimos vida, residencia y aventuras con un grupo de gente que en aquel momento se convirtió en nuestra familia. Este sábado se casó uno de los nuestros. Pablo, de origen asturiano, residente en Luxemburgo, expatriado en Washington y Londres. Compartió piso con un sobrino de Osama Bin Laden, perdió su acento en Búfalo y lo recuperó en Elche. Una de esas personas que son graciosas sin querer serlo. Un tipo que se hace querer con su simpatía y don de gentes. Y eso se notaba en nuestra mesa, donde aunque nadie se conocía todos teníamos algo en común. Una gran historia con una gran persona. En diferentes momentos de su vida, distintos países y múltiples lenguas. Hoy vivimos separados por miles de kilómetros, pero cuando nos juntamos, pasen los años que pasen, siempre dejamos claro a través de nuestras risas, bailes y anécdotas, que hubo un año en el que vivimos peligrosamente juntos.