miércoles, 3 de enero de 2024

Ni Houdini

A veces tienes que retroceder para poder avanzar. Este 2023 me ha obligado a volver atrás para ver con más detalle de dónde vengo, dónde he estado y cómo he llegado hasta aquí. He puesto los pies en la tierra un tiempo para reflexionar mucho sobre lo que realmente importa en la vida. He aprendido que lo único importante en el camino son las personas y que tristemente no podemos elegir cuando llegan ni cuando se van. 2023 me ha mostrado el lado más duro de la vida, enseñándome a relativizar lo inevitable y a crecer diciendo "te quiero" muchas veces a mucha gente. 

2024 ha empezado en un teatro, a oscuras y vestido con un antifaz y un sombrero de papel maché. Sujetando con una mano una copa de cava y con la otra agarrando la cintura de Carla. Aunque contado así podría parecer un roleplay de BDSM o un room scape de la película Eyes Wide Shut, el espectáculo se llamaba "Nada es imposible" y el protagonista no era Tom Cruise ni Nicole Kidman, sino Antonio Díaz. Culturalmente conocido como el Mago Pop. 

El unboxing de este nuevo año era una declaración de intenciones en toda regla: Dream Big or Go Home. Y así comenzó un show de dos horas y media que tuvo incluso a Ramón Mirabet y su coro como teloneros de la noche interpretando su Home is where the heart is. A diferencia de Carla, yo disfruto mucho siendo engañado. No pongo el más mínimo interés en descubrir dónde está el truco. Conecto el piloto automático de "creer" y mi cerebro se transforma en una "máquina tragabolas" perfectamente engrasada. Por unos instantes quiero pensar que ese tipo está volando sobre nuestras cabezas, que la gente desaparece en el escenario y que las personas elegidas entre el público son fruto única y exclusivamente del azar. En el maravilloso mundo de la magia del Mago Pop no hay cabida para lo imposible. Bueno, salvo una cosa. Y es que lograr que 2.000 espectadores te presten atención en fin de año a las 00.00 en España es un reto difícil de asumir. No importa que tu show se llame "Nada es imposible" y llenes el teatro Victoria en la última noche del año. Da igual que tengas un documental en Netflix, hagas Sold Out en Broadway o seas el ilusionista más taquillero del mundo. No hay ningún conejo ni ninguna chistera que pueda con el FOMO de un español cuando están sonando los cuartos en la Puerta del Sol. Porque por mucha mierda que haya tragado uno durante el año, despedirlo con 12 uvas mientras suena Rafael y Mecano de fondo es una ilusión que no se la salta un torero. Y eso Antonio lo sabía, que por algo es mago. Por eso fue astuto y a las 23.55 detuvo el show, colocó una bolsa de cotillón en cada butaca, repartió una copa de cava a todos los asistentes y conectó en directo con la realidad para complacer al público con el mejor truco de la noche: contar los últimos 12 segundos de 2023 y dejar que nos ilusionemos con que este nuevo año, será un año mejor para todos.   





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